Uno que circulaba en su coche al mediodía, muy-muy despacito por el arcén, tocó un instante el claxon justo al adelantar a un peatón, conocido suyo de la infancia. Ese momentito dio para que se entablara esta conversación a través de la ventanilla bajada:
Peatón: ¡Hombre, Benavente!, ¿cómo te va la vida? ¿"aónde" vas?
Conductor: !Hola, Sinforoso! ¿Que cómo me va la vida?, pues como a tantos otros: de embate en embate.
Conductor (otra vez): Y sobre el destino que llevo, voy a dos pueblos más allá, a ver el partido por la tele con los amigachos, en su peña; que aunque no soy socio, me han invitado por primera vez. Lo único que pasa es que no sé si llegaré a tiempo, porque con esta velocidad...
LA ENREDADERA: ¿Con qué copla debió quedarse el peatón acerca de su amigo de infancia? Pues siendo mediodía, y jugándose los partidos de la tele bien entrada la tarde ¿no pensaría que las dudas del otro por llegar a tiempo no se referían a llegar al partido, sino a que el lentorro conductor le acababa de confesar veladamente sus frecuentes descomposiciones de vientre, ...y -encima- en el momento del encuentro ya iba justito de aguante para la próxima? ¿Acaso no era una pista añadida para buenos entendedores el hecho de que el pueblo por el que debía pasar a mitad del trayecto fuese éste?
Y por otro lado, pobre conductor. ¿Cómo sonó la invitación verbal que le hicieron sus amigachos? e igualmente ¿qué debió sacar de ella en claro -por error de oído- para acabar yendo tan despacio, nuestro ingenuo chófer, Sr. Benavente?
LA MORALEJA: Lentorro quien conduce a veinte, mas no por ello destaca por prudente, pues largo trecho es para su vientre.
Que vayan bien los intestinos y prudencia en la carretera, y... ¡hasta la PARID Volium24!
este blog ya se parece a Antena 3, cada vez hay más publicidad :)
ResponderEliminarVaaa, le voy a dar a un par de banners para fomentar las parid...
Uno hace lo que puede. Gracias por los comentarios, Rafa!
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